Si no sabes lo que pierdes...(13ª parte)
S. Freud fue el primero en descubrir que en el inconsciente del hombre había un deseo de muerte. Pero yo no estoy de acuerdo con S. Freud. El deseo de muerte no es un deseo natural; es un subproducto del matrimonio, un derivado de una vida aburrida. Cuando uno empieza a sentir que la vida ya no es más una aventura, que no hay nuevos espacios, ni nuevos pastos, entonces, ¿para qué seguir viviendo? El sueño eterno de la tumba parece ser mucho más confortable, más lujoso, más dichoso. En ningún animal el deseo de muerte existe. Ningún animal salvaje se suicida. Pero extrañamente, en algún zoológico se han encontrado animales cometiendo suicidios. Y si S. Freud hubiera estudiado sólo a los animales del zoológico, hubiese llegado a la conclusión de que existe un deseo de muerte, como existe un deseo de vida. Pero los animales del zoológico no son auténticos animales. Y el matrimonio convierte a todo el mundo en animales del zoológico: confinados, encadenados de mil sutiles maneras. S. Freud no sabía nada de animales salvajes. Quiero que los seres humanos tengan algo de salvaje. Este es mi sentido del rebelde. No formará parte del zoo, permanecerá libre. No irá en contra de la vida; fluirá con la vida.