EL AMOR ES COMO UN PAJARO EN EL VIENTO (1ª parte)
A mis sesenta años de vida, tú eres la primera relación amorosa que me ha hecho independiente. ¿Cómo ha sucedido esto?
El amor trae libertad. Y un amor que no trae libertad no es amor.
El amor no es dominio. ¿Cómo puedes dominar a alguien que amas? ¿Cómo puedes hacerlo dependiente y aún amarlo? Pero esto es lo que sigue pasando en el mundo en nombre del amor, algo distinto, un deseo de poder, de dominar al otro. Naturalmente, la independencia no se puede permitir. Se hace todo el esfuerzo para que el otro sea una copia de ti. Tienes miedo a la libertad del otro, porque la libertad no es controlable y la libertad no es predecible. Así que todos los pretendidos amores, tratan de todas formas de destruir la libertad, y en el momento en que la libertad se destruye, el amor muere.
El amor es muy frágil, como una rosa. Tienes que dejarla bailar en la lluvia, en el viento, en el sol. El amor es como un pájaro en el viento, teniendo el cielo entero como su libertad. Puedes cazarlo, puedes encerrarlo en una bella jaula dorada, y parece como si fuera el mismo pájaro que volaba en libertad y que tenía todo el cielo para él. Sólo aparenta ser el mismo pájaro; no lo es: lo has matado. Le has cortado las alas. Le has retirado su cielo. Y los pájaros no se deslumbran por tu oro, no importa lo preciosa que sea la jaula, sigue siendo una prisión.
Y eso es lo que hacemos con nuestro amor: Creamos jaulas doradas. Tenemos miedo porque el cielo es muy vasto. El miedo es que quizás el pájaro no regrese. Para mantenerlo bajo control, tiene que ser encarcelado. Así es como el amor se convierte en matrimonio. El amor es un pájaro en el viento: el matrimonio es un pájaro en una jaula dorada. Y ciertamente, el pájaro nunca podrá perdonarte. Has destruido toda su belleza, toda su felicidad, toda su libertad. Has destruido su espíritu, es sólo una réplica muerta. Pero tú has logrado algo seguro, que no se te puede escapar, que será tuyo siempre, que mañana será tuyo y pasado mañana también...