HAS VIVIDO MUCHAS VECES (3ª parte)
Si tu perspectiva se abre a la eternidad de la vida, entonces la velocidad de todo se reduce; entonces, no hay necesidad de ir deprisa. En todas las cosas, la gente va simplemente corriendo. Yo he visto personas agarrando su maletín de trabajo, metiéndole cosas dentro, besando a su mujer -sin ver si ésta es su esposa o alguien diferente-, diciéndole adiós a sus hijos... Esto, no es manera de vivir. ¿Y a dónde te diriges con tanta prisa?
La prisa viene a ser más importante que el lugar de destino, y la prisa se ha hecho tan importante porque la vida es muy corta, y ¡tú tienes que hacer tantas cosas! A menos que las hagas deprisa, no puedes lograrlo. No puedes sentarte silencioso ni siquiera unos minutos, parece una pérdida de tiempo. En estos breves minutos podrías haber ganado algo de dinero... ¡perderías el tiempo si cierras los ojos!...y además, ¿qué es lo que hay dentro de ti?
Occidente no tiene tradición mística, es extrovertido: mira hacia fuera, ¡hay tanto que ver!, pero no es consciente de que adentro no sólo hay un esqueleto, hay algo más allá del esqueleto. Esto es tu consciencia. Y cerrando los ojos, no te encontrarás con tu esqueleto, te encontrarás con tu propia fuente de vida.
Occidente necesita un acercamiento profundo con su propia fuente de vida; entonces, no habrá prisa. Disfrutarías cuando la vida trae la juventud, disfrutarías cuando la vida trae la vejez y disfrutarías cuando la vida trae la muerte. Uno sólo conoce una cosa: cómo disfrutar de todo lo que nos llega, cómo transformarlo en una celebración. A esto le llamo la religión auténtica, al arte de transformarlo todo en una celebración, en una canción, en una danza.
El Futuro de Oro 19 de Mayo de 1987 (Selecciones)