Si no sabes lo que pierdes...(2ª parte)
La mujer nunca ha estado a favor del sexo. Lo ha tolerado, lo ha sufrido. Lo ha conocido porque era su deber y en lo profundo ha odiado al marido porque era sólo un animal. ¿Por qué creéis que las mujeres siempre han venerado santos célibes? La razón más íntima es que esa castidad certifica que son seres santos. La mujer no puede respetar a su marido de la misma forma.
Una vez que has tenido una relación sexual con una mujer, ella ya no te puede respetar. Este ha sido el precio, porque sabe que la has usado. En todas las lenguas, la expresión lo pone claro: es el hombre el que hace el amor a la mujer, no viceversa. Es extraño, están haciendo el amor juntos, uno a otro, pero en todas las lenguas es siempre el hombre el que hace el amor; la mujer es un objeto. La mujer lo tolera y entra en ello porque su mente ha sido condicionada para que lo considere un deber. El marido es un dios y ella debe hacerle la vida lo más plácida posible. Pero el sexo no le ha aportado nada a ella. Y se la ha mantenido inconsciente porque el hombre debe haberse hecho consciente de esto mucho antes, cuando no existía el matrimonio, y hombres y mujeres eran libres como el viento, como los pájaros. El hombre debe haberse dado cuenta, y la más antigua de las mujeres también, de que ella es capaz de tener orgasmos múltiples. Esta es una peligrosísima señal para el marido, desencadenar esa energía orgásmica. El no puede satisfacerla; ningún marido puede satisfacer a una mujer. Parece ser una disparidad, un error de la naturaleza, el que ella pueda tener orgasmos múltiples y el hombre sólo uno.
Por eso el hombre ha tratado de ignorar hasta el hecho de que una mujer pueda tener orgasmo. Es por eso que en Oriente aún se cree esto, particularmente en el interior del país; sin tener en cuenta las ciudades modernas donde, por casualidad, algunas pocas mujeres se han enterado en el curso de su educación, que existen Masters y Johnson, quienes descubrieron la capacidad de la mujer de experimentar orgasmos múltiples. Pero en Occidente esto se ha convertido en un problema, porque el descubrimiento del orgasmo múltiple y del engaño secular promovido por los hombres ha sido simultáneo. Al mismo tiempo que aparecía el movimiento de liberación de la mujer y al descubrir ellas todos los errores cometidos por el hombre, de repente cayó en sus manos este nuevo fenómeno, este descubrimiento, y las más fanáticas del movimiento de la liberación de la mujer se volvieron lesbianas, diciéndose que sólo una mujer puede ayudar a otra a experimentar estos orgasmos múltiples, pues no es un fenómeno vaginal.